Antonio Caso

Antonio Caso nació en 1883 y murió en 1946 en la Ciudad de México. Reconocido filósofo y escritor, su aportación al desarrollo intelectual de México tuvo una decisiva influencia en la filosofía del país y elevó el espíritu académico de la educación mexicana.

Recibió el título de Licenciado en Derecho de la Escuela Nacional de Jurisprudencia pero toda su vida se dedicó a impartir cátedras de filosofía, sociología y literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fue director de la Escuela Nacional Preparatoria en 1909, secretario de la Universidad Nacional en 1910, rector de 1920 a 1923, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y fundador del Colegio Nacional en 1943.

Las universidades de La Habana, Lima, Guatemala, Buenos Aires y Río de Janeiro le otorgaron el título Doctor Honoris Causa.

Promovió las innovadoras tendencias filosóficas contemporáneas, en especial las obras de Henri Bergson y Edmund Husserl en un esfuerzo por alejarse del discurso sistemático y apoyando una tendencia hacia el valor de la intuición. Sus ideas revolucionarias estaban encaminadas a converger la moral, el arte, la ciencia y la cultura como meta del conocimiento filosófico. Entre sus vastas obras, algunas de las más reconocidas son Discursos a la Nación Mexicana (1922), Doctrinas e Ideas (1924), El Problema de México y la Ideología Nacional (1924). Principios de Estética (1925), Historia y Antología del Pensamiento Filosófico (1926), La Filosofía de Husserl (1934), y El Peligro del Hombre (1942).

Tuvo una notable influencia en el pensamiento mexicano, fundando en 1906 el Ateneo de la Juventud, junto con José Vasconcelos y Alfonso Reyes, la trinchera desde donde los grandes pensadores de su época lucharon en contra del positivismo imperante y apoyaron el levantamiento revolucionario de 1910.

Su filosofía estuvo guiada por un espiritualismo metafísico de raíz cristiana, sintetizado en su obra cumbre: La existencia como economía, como desinterés y como caridad (1946). En esta obra aboca por su máxima, resumida en: “haz al prójimo más de lo que desearías que el prójimo hiciera por ti”.

Antonio Caso pugnó por comprender al individuo como un ser indivisible que debe sacrificarse para lograr el desarrollo integral, aspirando siempre al bien común. Sostenía que la superioridad de los humanos evidentemente no reside en su naturaleza biológica, sino en su capacidad intelectual y moral. Partió de la definición del hombre como un ser de múltiples facetas que se van formando a lo largo de su existencia.

Caso concebía la faceta espiritual por encima de la psíquica, reconociendo al hombre como un ser creador de valores. Sostenía que la voluntad es requisito para desear instruirse continuamente, en una formación integral que trasciende a la mera instrucción intelectual, porque esta última, por sí sola, convierte a los individuos en seres egoístas y herméticos. En la base principal de su filosofía está la libertad, sin la cual no puede haber educación ni cultura. Este amor a la libertad lo llevó a actuar a favor de los derechos humanos de todas las etnias marginadas de América Latina, luchando por la formación humanista de los pueblos indígenas y procurando la unidad social. De manera natural, en defensa de sus ideales de libertad de conciencia, condenó al totalitarismo y a la exaltación del Estado, por subordinar y menospreciar la voluntad de las comunidades.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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Foto: Biblioteca Virtual Ignacio Larramendi