Cueva de las Cruces

Los Señores de la Lluvia en la Boca de la Tierra.

El inicio del temporal es inminente en el Estado de México. Se esperan tormentas, fuertes lluvias, vientos huracanados y una buena dotación de granizo, todos ellos con una capacidad de destrucción por excelencia de sembradíos y cosechas de los pueblos aledaños a los volcanes Popocatpetl e Iztaccíhuatl.

Año con año, y a manera de cuidar de sus cosechas, alimento de sus familias y comunidades y el resultado de su laborioso y agotador trabajo de sus fértiles tierras, los habitantes de los pueblos de las faldas y alrededores de los magnos volcanes, se preparan para hacerle frente al temporal.

No cuentan con sistemas de detección y localización de fenómenos naturales, no tienen laboratorios computarizados que predicen el tiempo y el clima, no tienen ingenieros y especialistas que desarrollen programas de prevención. Estos campesinos y agricultores por generaciones milenarias, tienen a los ‘graniceros’, los ‘Señores de la Lluvia’.

Los ‘Señores de la Lluvia’ son personas que en un momento de sus vidas, trabajando siempre en la labor, fueron alcanzados por un rayo en alguna tormenta y sobreviven a una descarga eléctrica superior a 30,000 voltios. Una cantidad de energía capaz de iluminar estadios.

La tradición heredada por los antepasados de estas culturas consideran a estas personas como los ‘elegidos’ por los dioses y la naturaleza para hacerse cargo de los fenómenos naturales, que se suceden durante el temporal que inicia en mayo y termina en noviembre. Estos ‘señores de la lluvia’ han sido investidos por la madre naturaleza como los únicos capaces de desviar temporales, tormentas, granizo y cualquier otro fenómeno natural que amenace con destruir las cosechas.

El 3 de mayo de cada año, el día de la Santa Cruz, se lleva a cabo una ceremonia ritual en la Cueva de las Cruces, ubicada en San Pedro Techuchulco, en el Estado de México. En ella, se visten y bendicen las cruces que acompañarán a estos ‘graniceros’ en su lucha constante para defender sus campos. Se visten con sedas blancas que significa la pureza, y verdes que recuerda lo abundante de las cosechas, se adornan con flores de papel en vistosos colores, se preparan gustosos alimentos como ofrendas a los dioses mientras bailan en un remolino de humo de copal y laurel que las protegen de las energías negativas, ayudadas por una serie de angelitos de barro que actúan como protectores de las cruces y de los ‘señores de las lluvias’.

Sin duda alguna, toda una tradición en rituales prehispánicos, que se ha venido transmitiendo generación a generación durante siglos, los ‘señores de la lluvia o graniceros’, no sólo son especialistas en el manejo y control de los fenómenos naturales que afectan sus cosechas, sino que también actúan como curanderos o médicos de las comunidades indígenas a través de sus manos y energía. Algunos de ellos aseguran que a través de sus sueños logran contactar con los espíritus de sus antepasados, quienes les ayudan a controlar el granizo, el viento y la tormenta.

La ceremonia de investidura es en sí todo un espectáculo que los pueblos ofrecen para purificar el alma de los ‘señores de la lluvia’ y continuar con su labor de protectores y guardianes de las cosechas. Ellos toman esto como una bendición de los dioses, quienes los han elegido para proteger a sus pueblos y comunidades, y lo consideran la misión más importante de sus vidas. Los ‘graniceros’ se funden en espíritu con la naturaleza y sobre todo con los fenómenos atmosféricos de destrucción. El rayo los confirma y los decreta ‘Señores de la Lluvia’.

Una vez superado el temporal, los ‘graniceros’ y la comunidad realizan otra fiesta para agradecer a los dioses y a la naturaleza los beneficios de las cosechas. EL 4 de noviembre se realiza una ceremonia que de igual manera presenta ofrendas y rezos y que culmina con el retiro de los animales ofrendados, que se reparten entre los asistentes de las diferentes comunidades de las faldas de los volcanes.

La Cueva de las Cruces, además de sus vistas impresionantes y la naturaleza exuberante que la rodea, te ofrece un contacto con la magia y el misticismo esotérico de las tradiciones prehispánicas de nuestros antepasados, costumbres rituales que dan forma a este inigualable mosaico multicultural que es nuestro maravilloso país.




FOTO: Tonari no Totoro
Artículo Producido por el Equipo Editorial de Explorando México.
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