Juan Rulfo, Gran Escritor Mexicano

Juan Rulfo nació el 16 de mayo de 1917, y sus primeros años los pasó en el poblado de San Gabriel. Es una de las plumas más respetadas y significativas de la novela mexicana. Nació en Apulco, en el Estado de Jalisco, y vivió intensamente el campo mexicano y etapas difíciles de la Relación Estado-Iglesia, pues esa región se vio sumida en uno de los episodios más lamentables, la guerra cristera que inició en 1926 y terminó parcialmente en 1929, puesto que no se puede hablar de una conclusión definitiva, debido a los vacíos que quedaron en las relaciones entre eclesiásticos y el gobierno mexicano.

En el año de 1924 Rulfo asistió a la escuela primaria, sin embargo, pronto vinieron días difíciles con la muerte de su padre en el mismo año; en 1930 muere su madre y debió quedarse bajo la protección de su abuela. La situación se tornó más difícil aún y el muchacho ingresó al orfanato de San Gabriel, en Guadalajara.

Es en el internado donde tiene sus primeras experiencias con la literatura a través de un sacerdote que le permite revisar sus libros. Él tenía la firme esperanza de ingresar a la Universidad de Guadalajara, sin embargo, se encontró con varios obstáculos; la Universidad entró en huelga, y al tomar la decisión de cursar los estudios superiores en la Universidad Nacional, y problema de revalidación le impidió su inscripción. Pese a ello su firme espíritu le llevó a tomar cursos como oyente en la Facultad de Filosofía y Letras, en ese tiempo imbuida en una gran efervescencia intelectual.

De Juan Rulfo se omite con frecuencia, la gran habilidad y minuciosidad que desarrolló en el ámbito bibliográfico, pues se involucró en una revisión personalísima de temas históricos, geográficos, por citar algunos, que le convirtieron en un conocedor real de su país. Al mismo tiempo, que desarrollaba diversas tareas, no sólo como escritor, sino como fotógrafo. Casi durante una década su trabajo editorial y literario le permitió recorrer la República Mexicana. Fue hasta 1934 cuando empezó su carrera literaria de manera formal. Los Hijos del Desaliento, fue de sus primeras obras, poco tiempo después colaboró en la Revista América, donde también pudo ver su obra estética.

En 1948 se casó con Clara Aparicio y tuvo cuatro hijos. Debe decirse, que uno de los más grandes escritores mexicanos, si bien, había publicado ya cuentos y aportaciones a la revista, es hasta 1952 cuando logra una beca del Centro Mexicano de Escritores, apoyado por su fundadora Margaret Shedd, quien además fue una figura fundamental para impulsar la carrera de quien para muchos desde entonces, ya se preveía como un gran escritor.

En 1953 se publicó El Llano en llamada, y dos años después Pedro Páramo. Las dos obras que son el referente obligado de la literatura mexicana, le permitieron ser reconocido en México e internacionalmente.

Pedro Paramo

Rulfo desarrolló en su edad madura, una asignación en el Instituto Nacional Indigenista, como editor de las colecciones de antropología, una de las áreas que mejor conocía gracias a su formación no sólo académica, sino autodidacta. Posteriormente, en 1980 se cumplió otro de sus grandes sueños, la presentación de su obra estética, misma que coincide con la visión que sobre el extenso país que conoció y experimentó profundamente. El autor murió el 7 de enero de 1986 en la ciudad de México.

De su obra literaria debe decirse además, la importancia que tuvo ésta para crear en el cine, la imagen del México que pocos querían ver, pero que fue evidente. El lenguaje estético que creó junto las ideas y los argumentos de otros notables escritores, hizo de la década de 1960 y 1970, una de las más importantes en el cine costumbrista mexicano.

Las obras que pueden recordarse es la adaptación del Despojo, la adaptación de El Gallo de Oro, de 1964, cuyo guión fue escrito por Carlos Fuentes y nada menos que Gabriel García Márquez, quienes entonces ya tenían un gran reconocimiento; y la adaptación de Pedro Páramo, bajo la dirección de Carlos Velo, 1973, entre otros.

La obra de Rulfo es un paisaje a veces desolado de la vida campirana posrevolucionaria. El llano en llamas pone en la mente del lector una gran extensión de la tierra, que comulga con la profundidad de la pobreza del campo. La tierra y el campesino son los símbolos más importantes en el Llano en llamas, en él, Rulfo da vida a personajes como Macario, quien Sentado en un bote, a la espera de que salten las ranas, con un palo en la mano para matarlas, Macario nos cuenta su vida: la historia de un joven marginado a las afueras de cualquier metrópoli, donde la desigualdad es el pan diario y el detonador que divide a la gente y la confronta. Ha sido enviado por su madrina, la señora que lo alberga en su casa, a exter-minar cuanta rana salga de la alcantarilla, ya que la madrina lleva dos días sin dormir por el croar de los animales; por esa razón le ha dado un palo para no permitir que las ranas canten, bajo amenaza de que si no cumple lo dejará sin comer y lo maldecirá para que se pudra en el infierno. Sí, el infierno por todos tan temido: la ciudad.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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