La Catedral de la Ciudad de México

Pasaron 3 años, después de consumarse la caída del pueblo azteca, para que los viajeros españoles encabezados por Hernán Cortés ordenaran la construcción de un gran templo católico, modificando las estructuras de los templos aztecas ya existentes y convirtiéndose en la heredera del templo mayor de Tenochtitlan, donde existía un templo dedicado a Xipe, y se piensa que también se erigió un templo a Quetzalcoatl, uno dedicado al sol y otras construcciones menores.

El templo católico construido de cantera color gris, adquirió el rango de catedral por mandato Real de Carlos V y el Papa Clemente VII, el 9 de septiembre de 1530, fue reconocido como Catedral Metropolitana por Paulo III en 1547. Pero el edificio era insuficiente y por orden de Felipe II se derribó en 1552, comenzando la reconstrucción de una sucesora en 1571. Los primeros cimientos fueron puestos por el virrey Martín Enríquez y el arzobispo Pedro Moya de Contreras. Se estima que el costo por la nueva construcción de la actual catedral oscilo en 1,759,000 pesos de aquel tiempo y fue pagado en la mayor parte por los reyes Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.

Con 55 metros de ancho, 110 de largo y 30 metros de altura en la parte central, es dedicada a la asunción de la Virgen María, es el templo principal de la Arquidiócesis Primada de México. La hermosa catedral sintetiza el arte barroco y neoclásico, cuenta con retablos, pinturas capillas en sus cinco naves. Resaltan el altar del perdón, la sacristía las capillas laterales y el retablo de los reyes, también cuenta con varios magníficos órganos los cuales pueden ser escuchados todavía durante las ceremonias. En las profundidades existen las imponentes columnas estriadas que se erigen hacia el cielo y retornan hacia la tierra en un ir y venir sin fin. El retablo mayor trata de figurar a una cueva celestial ideada por Jerónimo de Balbás en el año de 1673 con la tendencia al uso del metal de los habitantes de la Nueva España. Durante tres siglos capturó diferentes estilos artísticos y dirigió los ritmos de esta ciudad con el sonar de sus campanas y es sin duda un múltiple centro para diferentes manifestaciones sociales.

Han pasado más de cuatro siglos y el haber construido un edificio de esta magnitud sobre lo que fue una cuenca del lado de Texcoco, sumadas las constantes extracciones de agua y los rellenos de tierra desiguales cobran inexorablemente la cuenta en sus edificios. Su enorme peso, ha sido su enemigo y a la vez protector, la ha sostenido de temblores de gran escala, que han asolado a la ciudad pero desafortunadamente ha favorecido su hundimiento. Sin duda es un lugar hermoso y mítico, lleno de historia, el cual da cuenta de la unión arquitectónica de la Vieja y la Nueva España.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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