La Catedral de Puebla

Con una gran explanada principal, la Catedral de Puebla da la bienvenida al visitante para ofrece la hermosa vista del arte sacro del siglo XVI. Durante la colonia, era de especial interés que en aquellas ciudades que habían alcanzado un desarrollo poblacional importante, se construyeran templos que centralizaban la vida social, política y económica. Los edificios civiles, lo mismo que los religiosos son las obras de construcción de mayor frecuencia en este período.

La Catedral de puebla fue proyectada muy pronto, para sustituir a una anterior, apenas unas décadas después de la llegada de los españoles, en 1552 con autorización de la Cédula Real emitida por el rey Felipe II, se ordenó la construcción del magno edificio. Es común que los arquitectos tratasen de emular en lo posible, las construcciones religiosas europeas, aunque fue hasta 1575 cuando se iniciaron las obras, concluyéndose hasta el 18 de abril de 1649 una primera parte.

Manuel Tolsá fue uno de los constructores más importantes del México colonial, y a él precisamente se debe la proyección y conclusión de la gran obra en 1819. Vista de frente, del lado izquierdo, se encuentra la Puerta del Perdón, ahí se imponen las estatuas de los Apóstoles, San Pedro y San Pablo, que son alegorías de la aspiración de las iglesias coloniales a la Iglesia Romana. En el mismo lado se encuentran imágenes como las de San José, y la de Santiago. Del lado derecho se encuentran imágenes en relieve como la de Santa Teresa.

La Catedral tiene accesos laterales y uno central, la nave principal se segmenta en 9 cuerpos, que corresponden a la cúpula, el presbítero, el coro, y trascoro, y las que conectan con el centro de la construcción y las que llevan a las 14 capillas. Como es común en la catedrales, a cada capilla se asigna una advocación: Nuestra Señora de Dolores, El Sagrado Corazón de Jesús, De las reliquias, San Juan Nepomuseo, Señor de la Columna, Nuestra Señora de la Soledad, Del Evangelio, San Nicolás de Bari, de la Preciosa Sangre, De la Inmaculada Concepción, San Pedro Apóstol, Santiago el Menor, Dulce Corazón y Nuestra Señor de Gudalupe.

El arte sacro de la época colonial se integraba por todas las voces e interpretaciones de los artistas que aprendieron técnica nuevas que combinaron a su vez con las temáticas cristianas, haciendo una rica mezcla de sensibilidad que se puede apreciar en el Altar de los Reyes, en el que se aprecian bellísimos retablos como San Luis Rey de Francia y Santa Margarita de Escocia, San Fernando, Rey de España y Santa Isabel, San Eduardo Rey de Austria, y Santa Elena, quien fuera madre de Constantino.

La Catedral cambió varias veces su Sala Capitular, hasta colocarla finalmente en uno de los sitios más alejados de la actividad central, a la cual se llega por el Salón de Gobelinos.

Conjunta piezas de gran valor artístico, no sólo sus retablos, sino el conjunto de pinturas, tallados y estructuras que contiene. De un estilo romántico, churrigueresco, y con vestigios del barroco, invita a entrar a un espacio de magnificencia y esplendor artístico y arquitectónico.

Artículo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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Foto: Colorpardo