Porfirio DÃaz
Porfirio DÃaz nació el 15 de septiembre de 1830 en el Mesón de la Soledad en Oaxaca. Su padre José Faustino DÃaz murió cuando tenÃa tres años. Desde sus primeros años, Porfirio DÃaz se acostumbró a convivir en el mesón con los soldados que llegaban y toda clase de comerciantes, buhoneros. Cuando aún no habÃan transcurrido ni cuatro años desde la muerte de su padre, la familia tuvo que vender el mesón. La familia se mudó a una de las casas que habÃa heredado al otro extremo de la ciudad, llamada La Toronja. Porfirio entró de aprendiz de carpintero y comenzó a aprender las primeras oraciones y letras en la amiga, especie de escuela donde una señorita se dedicaba a la enseñanza de los menores por una módica retribución.
Cuando cumplió los seis años, fue enviado a la escuela pública de primeras letras y allà compartirÃa los bancos con la primera generación de alumnos nacidos después de la independencia. En una sola aula estaban hasta 150 estudiantes.
A los 15 años fue enviado al seminario. No fue una decisión excepcional, pues la Iglesia era la única vÃa de la que podÃa disponer una familia humilde para conseguir una buena educación para sus hijos. Su ingreso fue facilitado por su tÃo y padrino, el canónigo José AgustÃn DomÃnguez, hombre de cierta fuerza y prestigio en la región. La familia hizo un pacto: DomÃnguez financiarÃa los estudios de Porfirio y le prometÃa una capellanÃa a condición de que éste ingresara al Seminario Conciliar de Oaxaca para cursar la carrera sacerdotal.
En la adolescencia habÃa plena efervescencia en la polÃtica, de los problemas territoriales, la pérdida de gran parte del norte del paÃs y las aspiraciones territoriales de otras naciones.
En Oaxaca los colegiales, a instancias de los propios dirigentes del seminario, ofrecieron oficialmente sus servicios al gobernador del estado, formando el batallón de la guardia nacional llamado Trujano, que lógicamente, por su calidad de cuerpo de reserva y por operar en una zona donde los invasores nunca llegaron, jamás salió a campo de batalla.
Es en este tiempo donde conoce al mismo Benito Juárez y comienza a acercarse a las problemáticas sociales y polÃticas de la época. Por lo tanto, al término del curso sale con la convicción de que futuro no serÃa una sotana sino un uniforme militar. Es aquà donde prosigue algunos estudios más y se enrola en el ejército en el que destaca rápidamente.
En 1876, como protesta contra las reelecciones que habÃan logrado Benito Juárez y Lerdo de Tejada, el general Porfirio DÃaz promovió la destitución de este último, según el Plan de la Noria, y asumió la presidencia. México ya no tuvo, hasta 1911, otro gobernante que este general antirreeleccionista, quien después de instalado en el poder, enmendó una y otra vez la Constitución de 1857 para mantenerse indefinidamente en él, reeligiéndose 11 veces.
Porfirio DÃaz asumió la Presidencia con un elenco de militares al mando del gobierno, antepuso los militares a los civiles, porque éstos le servÃan más a sus intereses. En su primer perÃodo presidencial demostró cuáles eran sus ideas de libertad, y de prosperidad.
Lo primero que tuvo que hacer en su mandato fue lograr la pacificación del paÃs, que venÃa de continuas revueltas, como la de Tuxtepec, donde se disputaban el poder los viejos y los nuevos liberales. El orden como base, que no la libertad, es el primer objetivo oculto de DÃaz, que el 15 de febrero de 1877 asume provisionalmente la presidencia de la república, y el 5 de mayo, la presidencia constitucional.
Entra con el propósito de ser hombre âde palo y del mandoâ. Deseaba sobre todo aplicar el orden y la disciplina al paÃs, al mismo tiempo que ganarse a la aristocracia. Entre 1877 y 1880, no supo manejar su gabinete. Con mucha frecuencia puso y quitó ministros. Para seis secretarÃas de Estado, uso 22 secretarios en menos de un cuatrienio. Tuvo siete Secretarios de Hacienda, por ejemplo.
Pasado este primer perÃodo, empezó a moverse para dejar la presidencia a su amigo Manuel González. PacÃficamente Manuel González heredó la banda presidencial el 1º de diciembre de 1880, que retomarÃa más tarde. Nuevamente en la Presidencia, Porfirio DÃaz convirtió a México en un gran paÃs que imitaba las modas europeas, con grandes inversiones en las comunicaciones y en empresas petroleras, henequeneras y mineras.
Una de las mayores crÃticas y a veces reconocimiento a Porfirio DÃaz ha sido el contraste de paÃs que procuró; por un lado habÃa un flujo de capitales como nunca antes, las exportaciones habÃan crecido como nunca, habÃa dado orden al paÃs y pacificación después de un siglo XIX lleno de luchas y caos económico. Sin embargo, a cambio de este flujo de capitales del exterior, México en su clase social baja, como jornaleros, campesinos, mineros, peones, etc., se habÃa hundido en la pobreza. Era una especie de pacto entre DÃaz y los extranjeros, como la gente que manejaba la economÃa privada. Ãl les aseguraba mano de obra casi gratis, a cambio de un paÃs próspero.
DÃaz permitÃa que los jefes municipales y estatales de todo el paÃs, capturaran personas, como esclavos, a los que se secuestraba para llevar a los grandes campos de henequén, a los pozos petroleros o a las minas. Se les hacÃan firmar âcontratosâ que los ataban para toda su vida. Este sistema se llamaba de âengancheâ, y no hacÃa más que ofrecer mano de obra gratuita, a los petroleros, hacendados, henequeneros y los grandes industriales. Cientos de trenes viajaban por el paÃs para transportar a campesinos e indÃgenas de un lugar a otro, donde eran vendidos, por los jefes de la policÃa o por gente especializada que se dedicaba a capturarlos y transportarlos. Esta gente sólo vivÃa con una ración diaria de comida que consistÃa en atole, una tortilla, masa, o alguna bebida que los mantuviera despiertos.
Del otro lado, el de la prosperidad, el paÃs tenÃa ya sistema ferrocarrilero, que fue muy ventajoso para la industrialización, habÃa una infraestructura que permitÃa el crecimiento de las exportaciones; pero sólo privilegiaba a una parte de la población, la demás vivÃa en condiciones extremas de pobreza.
En el proceso de industrialización henequenera, petrolera y otras, los empresarios pactaron con DÃaz el aprovisionamiento de mano de obra, que como se ha dicho tiene un carácter de esclavismo. Se âcontratabanâ peones que simplemente a través de la tienda de raya se iban endeudando diariamente hasta deber literalmente la vida, por la que tenÃan que pagar con trabajo hasta de 16 horas, alimento una vez al dÃa y trabajos forzados que disminuÃan la población en los centros de trabajo como minas, campos, y pozos.
El Norte fue un gran proveedor de indios Seris, Yaquis y otros que eran capturados en sus propias reservas, trasladados en tren a regiones tan lejanas como los campos henequeneros de Yucatán y la selva de Chiapas para el proceso del hule. A ello hay que agregar que durante el Porfiriato habÃan sufrido ya el despojo de sus tierras unas veces como expropiación y otras como simple decreto presidencial. Ahà donde se encontraban riquezas mineras se excluÃa a la población y se llevaba a reservas. Los indios yaqui sufrieron muchas vejaciones en el periodo porfirista, llegando incluso al exterminio por las polÃticas de persecución y despojo que se llevaron a cabo sobre ellos.
México se convirtió, en una nación aparentemente próspera, pero falta de libertades polÃticas, aunque periódicamente se celebraban elecciones falsas y con fraudes electorales; de justicia social, pero en realidad la masa de la población carecÃa de derechos, los pequeños propietarios rurales eran despojados de sus tierras en beneficio de los latifundistas; además habÃa una fuerte dependencia de la inversión extranjera.
Además del estatus de pobreza, hay algunas circunstancias que dieron origen a la revolución, algunos hacendados que por mucho tiempo habÃan sido privilegiados por las disposiciones oficiales, vieron afectados sus intereses cuando parte de sus haciendas eran expropiadas, sobre todo en el norte del paÃs. Las haciendas el norte del paÃs se diferenciaban a las del sur, porque estas habÃan sido conformadas ya fuera por militares, o personajes adinerados o incluso agricultores que en algún momento estuvieron en situación de prosperar, por tanto, no trataban mal a sus peones. En el momento de las expropiaciones que cedÃa los derechos de explotación comercial de los terrenos, terratenientes y peones estuvieron en contra del gobierno, y en el sur, los campesinos vieron la oportunidad para recuperar los derechos de la tierra que nunca habÃan podido recobrar.
Porfirio DÃaz habÃa tenido cierta apertura dejando que hubiera oposición, sabiendo que no era de peligro, y haciendo una declaración al periodista Creelman en la que decÃa que México ya estaba preparado para elegir su camino polÃtico, dando a entender que dejarÃa el poder. El momento era propicio, miles de personas descontentas, una economÃa afectada por la baja de las exportaciones, los grupos opositores liberales sobre todo presentaron a sus candidatos para la siguiente elección presidencial, pero al tener nuevamente anuladas las elecciones y autoproclamarse presidente, DÃaz dio pauta a la Revolución Mexicana, que con la caÃda de ciudad Juárez en manos de las tropas de Villa, obligaron a renunciar a su intento y recurrir al exilio en Europa, en ParÃs el 2 de julio de 1915.
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ArtÃculo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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