El Cine Mexicano
El Cine Mexicano está constituido a la actualidad por una historia, valores que se han ido modificando a lo largo del tiempo, una industria, y una infinidad de temáticas que corresponden cada una a una momento histórico, ideológico, económico y polÃtico determinado. El cine mexicano ha tenido por lo menos cuatro momentos que se relacionan con el momento histórico del propio paÃs.
Aunque en su inicio el cine mexicano no tuvo por mucho el desarrollo y apoyo que habÃa conseguido la industria en Estados Unidos desde el cine mundo, hasta el nacimiento de la industria hollywoodense, éste empezó a desarrollarse de forma muy discreta en los primeros registros de la vida porfiriana y posteriormente en la vida del México revolucionario.
En 1894 Tomás Alba Edison vendió su kinetoscopio, y en 1895 Luis Lumiére en ParÃs daba funciones de cine lo que fue un acontecimiento mundial. En México, sólo un año después en 1896 el Ingeniero Salvador Toscazo tuvo a bien importar desdeLyon el primer proyector cinematográfico, iniciando la exhibición en el sitio que recibió el nombre de âCinematógrafo Lumiereâ, en la Calle de Jesús en la Capital del paÃs. Posteriormente se trasladó a Plateros y BolÃvar en lo que hoy es el centro histórico, en el âSalón Rojoâ.
En las zonas rurales fue mucho más lento el cambio, pues en la vida porfiriana sólo se conoció el cine cuando los señores Pogibet y Moulinié llevaron a cabo funciones gratuitas para difundir al cine en la provincia mexicana. En la Revolución el cine perdió auge por la importancia del movimiento, aunque muchas de las imágenes de los revolucionarios se conservan gracias al esfuerzo de los fotógrafos y de quienes dentro del cine comenzaron esta industria y habÃan adquirido cámaras y proyectores.
En 1926 apareció el cine sonoro en el mundo, y es hasta 1930 cuando en México se produce la primera pelÃcula sonora llamada âMás Fuerte que el Deberâ. En 1936 fue significativo el estreno del rodaje âAllá en el Rancho Grandeâ. Es importante contextualizar el momento en que la llamada época de oro del cine mexicano aparece o se va fraguando, puesto que en los primeros años posteriores a la revolución el México que se estructuraba buscaba valores nacionalistas, apareciendo con gran fuerza el cine indigenista, que coincidirá además, con los esfuerzos polÃticos de integrar a los pueblos indÃgenas al proceso de desarrollo, y reivindicar los valores nacionales.
La historia del cine indigenista data de los primeros años del siglo pasado; en épocas del cine mudo el yucateco Carlos MartÃnez de Arredondo se interesó por reconocer y rendir culto a la vida del mundo prehispánico, en donde pretendió destacar los valores de dichas culturas en una pelÃcula como: TIEMPOS MAYAS: Un film editado en 1912 y realizado en la hacienda Opichen, que narra las aventuras de un hombre maya y sus relaciones amorosas. LA VOZ DE LA RAZA: De 1912 también que hace referencia a una pareja joven maya que intentan concretar su amor.
Asimismo, el interés por este tipo de cine se va haciendo presente, puesto que Manuel de la Bandera dirige en 1916 Cuauhtémoc, en donde se toca la temática de la crueldad de la conquista. Nadie antes habÃa hecho una propuesta que reconociera la violencia de ese episodio nacional, y la importancia que tuvo para el desarrollo de la cultura nacional.
En los años 30. el soviético Eisenstein realizó una pelÃcula llamada ¡QUE VIVA MÃXICO! que tuvo el interés de ofrecer al públicos narrativas visuales de contenidos más ricos y profundos. De ahà Carlos Navarro por ejemplo, se inspiró para realizar JANITZIO de 1934, y Chano Urueta llevarÃa su tÃtulo de LA NOCHE DE LOS MAYAS. Por su parte, Emilio el Indio Fernández ofrece su creación clásica de MarÃa Candelaria en el año de 1943.
HabÃa un interés particular por los realizadores por ofrecer cintas realistas, que hablaran de las problemáticas que por mucho tiempo el Estado ignoró y pretendÃa defender, por lo menos de palabra. Por ejemplo, en LA NOCHE DE LOS MAYAS, su director se preocupó porque éstos hablaran en español antiguo, para darle realismo a los diálogos.
El mundo indÃgena fue concebido diferente en cuanto a la realidad material que vivÃa, el abandono y la discriminación de los grupos de poder, sobre todo del Estado y de las leyes ignorantes de sus derechos. Sin embargo, los sentimientos en el mundo de esta naturaleza no eran diferentes a la naturaleza humana, el amor, lo mismo que el sufrimiento quizá eran comunes, pero más intensos porque no habÃa auxilio del resto de la sociedad para la pobreza y la ignorancia.
JANITZIO fue otra pelÃcula que aumentarÃa el interés por la desigualdad en una sociedad que se jactaba de ser desarrollada.
Por otro lado, la interpretación de los reconocidos cineastas se consolidaba con el tratamiento que le dieron por ejemplo a Tizoc y a Macario, pero desde lo oficial, el Instituto Nacional Indigenista promovÃa pelÃculas como CARNAVAL CHAMULA, José Báez Esponda, MISIÃN DE CHICHIMECAS de Nacho López, centrándose en las costumbres y tradiciones indÃgenas auténticas.
En la misma época deben considerarse producciones como las de Santa, bajo la Dirección de Antonio Moreno, o Sobre las Olas de 1932, de Miguel ZacarÃas y Rápale J. Sevilla. A partir de entonces puede hablarse ya de una industria cuyo interés principal era exponer lo que consideró entonces como valores nacionales; al mismo tiempo que algunos directores ponÃan énfasis en la vida campirana y los ideales de pureza, trabajo y justicia social, otros se centraban en temáticas más urbanas que fueron consolidándose como las que se proyectaron en las décadas de los 40 a 50. Coincidentes con la industrialización del paÃs, el espectador ya no podÃa identificarse del todo con el mundo rural, sino con la naciente clase obrera que luchaba por conseguir un estatus económico que mejorar la calidad de vida.
El cine de la época de oro (1939-1945) se centro en temas como la pobreza, la lucha de la vida urbana, la injusticia social y la idealización de valores morales como el amor, la fidelidad, haciendo diferencias fundamentales entre hombres y mujeres en una sociedad que se constituÃa pretendiendo dar a cada género un papel bien definido dentro de la sociedad.
De 1946 a 1950, la vida de la ciudad era presentada con sus aciertos y sus bemoles, aparecieron las pelÃculas de rumberas y arrabales, en los que se ponÃa de relieve la pérdida de la moral, en la que la ciudad y la búsqueda de un mejor porvenir, las modas y la diversión habrÃan perdido a mujeres y a hombres convirtiéndolos en seres negativos para la sociedad. Son emblemáticas las cintas como âLos Tres GarcÃaâ de 1946, âNosotros los pobresâ, de 1947.
En el ámbito internacional el cine mexicano habÃa alcanzado prestigio, y una de las figuras más representativas de la industria fue el Indio Fernández cuya narrativa habrÃa conmovido a la escena nacional, con los temas de pueblo, indigenismo e injusticia. Sin embargo, a finales de la década de los 40 y principios de los 50 se sucedieron grandes cambios en la industria, puesto que el cine de Estados Unidos habÃa adquirido ya gran renombre y poder económico, al mismo tiempo que aparecÃa la televisión para dar paso a una nueva forma de entretenimiento.
La industria comenzaba a debilitarse por la amplia competencia que significaba la competencia estadounidense, asà como las inversiones y la necesidad de nuevas temáticas.
La década de los 60 llegó con cambios emblemáticos en la sociedad mexicana, y con ecos de las influencias que en el resto del mundo se consolidaron como banderas de identidad en diferentes grupos sociales: la libertad femenina, la industrialización, la clase media, mismos que a veces se veÃan como una amenaza para los valores tradicionales de paÃses como el nuestro, por tanto, el cine harÃa lo propio produciendo pelÃculas dedicadas a alertar moralmente a la sociedad del peligro que significaba la liberación. PelÃculas como âCuando los hijos se vanâ. Dentro del gobierno se habÃa consolidado el control de la industria cinematográfica que por ley pasó a manos de la SecretarÃa de Gobernación para que fuese ésta quien autorizara los temas y contenidos de esta industria.
Mientras que en paÃses como Estados Unidos, Francia e Italia el tratamiento de los temas era más directo y realista, en México el cine se enfrentaba a la censura, asà como al poderÃo del sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, que controlaban gran parte de la producción y mantenÃan limitaciones para el ingreso de nuevas propuestas y cineastas.
Durante la década de los 60 hasta los 70, se observan producciones pobres, de poco presupuesto, escaso valor temático, pero que mantuvo de cualquier forma su presencia en las salas de una clase media y baja cada vez más golpeada. En los años 70 el cine estaba en manos de tres productoras estatales: Conacine, Conacite I y II, aunque es una época en la que el Estado invirtió recursos y logró el reordenamiento de la industria y permitiendo creaciones como âEl castillo de la purezaâ, de 1972, del director Arturo Ripstein, âCanoaâ de Felipe Cazals de 1975, âEl Apandoâ, del mismo año y director.
Entre 1976 y 1988 surgen propuestas más audaces y abiertas como el cine de ficheras que aunque ha sido sumamente criticado, sostuvo por mucho tiempo a la industria y a la generación de actores. Destacan tÃtulos como âBellas de nocheâ, de 1974, y âLas ficherasâ del mismo año.
Posteriormente, los años 90 parecen haber traÃdo una nueva generación de actores, directores y guionistas que dieron nuevo aire al cine mexicano. En la época que se ha denominado desde entonces âEl nuevo cine mexicanoâ, y que consolida producciones como âDe noche vienes Esmeraldaâ, de Jaime Humberto Hermosillo de 1997, âPor si no te vuelvo a verâ, de Juan Pablo Villaseñorâ, âLa Ley de Herodesâ, de 1999, de Luis Estrada, y otras que demostraron en pantalla la necesidad de temas que reflejaran el cambio ideológico y polÃtico que se estaba gestando en la sociedad mexicana del siglo XXI. Actualmente, los directores como Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, han sido pioneros en una etapa de reconocimiento internacional.
La gran problemática que vive la industria nacional se caracteriza por una gran competencia de las casas productoras norteamericanas esencialmente, quienes tienen un poder basado en la mercadotecnia, en grandes campañas que convocan al consumo de productos asociados a sus tÃtulos de temporada, frente a la cual el cine mexicano compita sólo con el talento de sus creadores.
ArtÃculo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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Foto: Festival Internacional de Cine Guadalajara