Rarámuri

La Sierra Madre Occidental, ese increíble y maravilloso conjunto de valles, ríos, montañas, cañones, riscos sorprendentemente altos y escarpados y una vegetación y fauna única en Mesoamrica - también conocida como la Sierra Tarahumara - es el hogar ancestral de una cultura que ha sabido mantener sus tradiciones y costumbres milenarias hasta nuestros días: el pueblo Raramuri, 'los de los pies ligeros', haciendo alusión a antigua tradición de correr.

Los rarámuris viven en una cuarta parte del estado de Chihuahua, una de la partes más altas de la Sierra, a 1,500 y 2,400 metros sobre el nivel del mar. El 90% de la población rarámuri se concentra en los municipios de Bocoyna, Urique, Guachochi, Batopilas, Carichí, Balleza, Guadalupe, Calvo y Nonoava.

Los rarámuris ancestrales eran guerreros y politeístas, creyendo en la vida después de la muerte y en los seres benévolos y malévolos. Denominados ‘tarahumaras’ por los colonizadores y catequizadores jesuitas, quienes durante un largo período de tiempo intentaron transformar su cultura para convertirlos en fieles de la Iglesia Católica, estos increíbles moradores de las alturas lograron conservar casi intactas sus costumbres, valores, unión comunitaria y social para continuar con las tradiciones que sus ancestros mantuvieron durante los últimos 15 mil años.

Los misioneros jesuitas tuvieron el primer contacto con los indígenas de la sierra en 1606. Los religiosos españoles se establecieron permanentemente en la región en 1632, causando levantamientos entre los indígenas en rechazo a la labor evangelizadora. El asesinato de dos españoles fue respondido por una fuerte represión y en los siglos XVII y XVIII diversas tropas de comerciantes españoles invadieron esta región, obligando a los indígenas a trabajos forzados; dando como resultado que muchos grupos se internaran en las barrancas de Chihuahua, fuera del alcance de los europeos que desconocían el terreno escarpado de la sierra.

Tras la expulsión del Imperio Español gracias a la Guerra de Independencia de México, los rarámuris continuaron viviendo aislados en los altos de la Sierra, lo que ayudó para conservar su cultura y desarrollar un sincretismo religioso muy particular.

Los guías espirituales se llaman “owirúames”; quienes se encargan de hacer el mal se conocen como “sokoruames”. Al hombre blanco o mestizo lo denominan chabochi, al cual rehúyen argumentando que engaña, roba, acumula, despoja, invade sus tierras, es ventajoso, destruye el bosque y no comparte ni es justo, en oposición a los grandes valores que los rarámuris precian en toda su extensión.

Sin duda alguna uno de los pueblos más representativos de los primeros moradores de América, los rarámuris o tarahumaras viven de acuerdo a sus creencias religiosas, en completa y total armonía, fusión y respeto por la naturaleza y su entorno.

De costumbres con gran colorido en sus vestimentas, accesorios, fiestas y tradiciones, este pueblo socialmente igualitario y respetuoso de sus integrantes, mantiene una jerarquía social en la que todos aportan su trabajo y esfuerzo para el bienestar de la comunidad. El jefe de la tribu o ‘gobernador’, es elegido por todos y respetado hasta su muerte y se encarga de mantener la unión, el desarrollo y la paz entre sus miembros y las tribus o pueblos vecinos.

Para los rarámuris, la divinidad se compone de varios dioses a quienes veneran y ofrecen sus danzas y oraciones, así como ceremonias espirituales en las que un ‘chamán’ guía a los participantes en el consumo de ‘peyote’ para lograr una conciencia interna. El sol, la luna y las estrellas son los guías de su existencia y a ellos dedican sus danzas y ceremonias para solicitarles buenas cosechas, salud y bienestar para su pueblo.

Los rarámuris – hombres de los pies alados – corren. Una de sus tradiciones más importantes y características de este pueblo es su increíble capacidad para correr. Recorren distancias enormes a través de los senderos y caminos por entre las montañas que sólo ellos conocen. Corren para comunicarse con otras aldeas, para mantenerse informados, como parte de eventos en los cuales compiten con otros equipos y en los que la meta suele estar a cientos de kilómetros de distancia.

La base de su sociedad es la familia. Generalmente conformada por pocos miembros debido a que no cuentan con espacios amplios de tierra para cultivar suficiente alimento y pastorear su ganado. Cada uno de los miembros se dedica a sus actividades específicas en el cuidado y mantenimiento de sus posesiones: la casa o cueva que habitan, la siembra del maíz que es la base de su alimentación y cuidar los animales que los proveen de huevo, leche y carne.

La cultura rarámuri está llena de conocimientos que se han venido transmitiendo de generación en generación y que los actuales moradores de la sierra mantienen vigentes en su uso práctico. Esto incluye la herbolaria que les ayuda a sanar y curar enfermedades y heridas, la construcción de viviendas con troncos de pinos y árboles nativos, la elaboración de artesanía y herramientas de trabajo y para el hogar, así como la indumentaria típica llena de colorido y los rituales místicos que dan forma a sus creencias, valores y costumbres.

Visitar y conocer estos increíbles lugares y a sus moradores es una impresionante experiencia, en especial se recomienda realizar el recorrido en el maravilloso tren Chepe. Un pueblo ancestral que vive aún en la misma forma en la que sus ancestros lo hicieron durante miles de años, en el marco de los impresionantes paisajes de la Sierra Tarahumara y las Barrancas del Cobre.



Artículo Producido por el Equipo Editorial de Explorando México.
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