Ruta de los Conventos en el Estado de Morelos.

Tras la conquista de Mesoamérica, el clero jugó un rol determinante al establecer un escenario donde poder interactuar con los nativos y modificar sus costumbres. Los españoles se dieron a la tarea de evangelizar, supliendo la organización social indígena por una estructura cristiana que permeara todos los aspectos religiosos, políticos, sociales y económicos de la población.

Diseñaron y construyeron sus monasterios para ser el instrumento principal de la introducción de nuevas creencias religiosas, a través de un nuevo modelo arquitectónico que permitió la cristianización de grandes poblaciones sobre vastos territorios en un corto lapso de tiempo. Sobre los edificios de cada pueblo sometido construyeron un templo y un recinto para la vida monástica. Cada abadía forjó grandes edificios con elementos europeos, amplios atrios y explanadas para organizar los territorios recién conquistados y funcionar como fortalezas, centros de evangelización y lugares de reunión.

Los misioneros siguieron de cerca a los colonizadores; los primeros religiosos en arribar fueron los franciscanos en 1523, seguidos por dominicos en 1526 y agustinos en 1533. Desde Veracruz emigraron hacia el centro del país, hasta la Ciudad de México, donde establecieron sus primeras comunidades, pero pronto continuaron viajando para compartir el evangelio con los indios, estableciendo sus primeros monasterios en las faldas del la cordillera dominada por el Popocatépetl, los franciscanos en Cuernavaca, los dominicanos en Oaxtepec y los agustinos en Ocuituco.

Los 14 conventos construidos en el siglo XVI a las faldas del volcán Popocatépetl constituyen un testimonio de la evangelización que se forjó durante la conquista y un tesoro arquitectónico reconocido desde 1994 por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Estas joyas coloniales son excelentes ejemplos del estilo arquitectónico adoptado por los primeros misioneros en el siglo XVI, con un concepto de los espacios abiertos que cobró importancia en todo el país.

Construyeron sus monasterios comenzando con las paredes del atrio, una capilla abierta y la nave de la iglesia, en esta fase, el atrio tenía un importante rol en el proceso de conversión de los nativos, quienes estaban acostumbrados a ceremonias religiosas al aire libre. Finalmente, otros elementos eran agregados, como las torres y capillas adjuntas.

El recorrido conocido como la Ruta de los Conventos es un viaje a través de Cuernavaca, Tepoztlán, Oaxtepec, Tlayacapan, Totolapan, Atlatlahuacan, Yecapixtla, Ocuituco, Tetela, Hueyapan y Zacualpan de Amilpas en los estados de Morelos y Puebla. Este recorrido brinda la oportunidad de conocer y disfrutar el patrimonio tangible de las manifestaciones religiosas que dejaron una imperante huella en el país.

El ex convento de San Juan Bautista es un monasterio dominico que data de 1562, es de gran interés turístico y cultural por el mural que exhibe representaciones de los doce apóstoles, de los fundadores de la orden dominica y escenas bíblicas. La iglesia de este imponente monasterio aún opera al servicio del culto.

El ex convento de Santiago Apóstol, en Ocuituco, data de 1534 y fue el primer convento agustino construido en la Nueva España. Aunque su construcción ha sufrido varias modificaciones desde que fue inaugurada en 1533, la fuente original en su claustro muestra seis leones de cantera, labrados con gran habilidad por indígenas.

El monasterio de Tlayacapan se construyó en entre 1554 y 1572, destacando por sus características góticas y renacentistas, exhibe con orgullo pinturas al fresco en el claustro, la sacristía y la capilla abierta. En su pequeño museo muestra piezas arqueológicas y coloniales, además de diez momias del siglo XVIII que representan un testimonio histórico por la conservación de su vestimenta y calzado. Es muy agradable visitar Tlacayapan por sus 27 templos y los portales coloniales de la plaza principal.

La abadía de Totolapan fue construida entre 1533 y 1536, el claustro aún está ocupado por frailes franciscanos que preservan unos hermosos lienzos y el órgano original. El convento de Atlatlahuacan destaca por encontrarse a mayor altura que el pueblo, por lo que los historiadores deducen que fue construido sobre una plataforma prehispánica. Imponente frente al pequeño pueblo, sus enormes árboles se ofrecen como un seductor oasis en medio del árido paisaje.

El convento de Tetela del Volcán es especial porque fue visitado por Hernán Cortés en 1521 antes de emprender su viaje al Valle de Anáhuac. El gran realismo de sus murales y las enormes piedras cuadrangulares que forman su claustro son un deleite para los visitantes.

El convento de Hueyapan es probablemente el menos interesante de la ruta, ya que sólo sobrevive una austera fachada, el templo está abandonado y cerrado. Pero en el camino a Hueyapan hay un pueblito que vale la pena visitar. Alpanocan, en el estado de Puebla, tiene una hermosa y bien preservada iglesia colonial que deleita con su retablo barroco y campanas originales.

El ex convento de Yecapixtla es famoso por el rosetón gótico en la fachada de su templo y un amplio e iluminado claustro.



Artículo Producido por el Equipo Editorial de Explorando México.
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