Teotihuacán, Un Sitio Arqueológico Especial
En lengua náhuatl se refiere al lugar donde nacen los Dioses. Cabe imaginar al lugar en sus años de esplendor; cientos de personas que transitaban por sus avenidas para llegar al Valle de México, hacia los tlaxcaltecas o con los pueblos mixtecos.
En el año 600 a.C., puede señalarse como su época temprana, en la que los habitantes tenÃan actividades primarias como la elaboración de objetos de pedernal, que abunda en la región. Esta fue quizá su primera incursión en el intercambio, que después la transformó en una gran ciudad comercial.
Teotihuacan se eleva a 2250 metros sobre el nivel del mar, al norte del lago de Texcoco, otro importante sitio de concentración urbana en el mundo precolombino. Geográficamente está rodeado por importantes cerros; al sur por el Patlochique, al norte el Cerro Gordo, al Oeste el Chiconautla, y el este se visualizan terrenos de mucha menor altura, que tuvieron su origen en la actividad volcánica de la zona. De ahà también que los primeros intercambios se iniciaran con objetos de materiales como obsidiana, tezontle, pinturas de origen mineral que eran extraÃdas de áreas muy cercanas.
Respecto al conjunto arquitectónico, éste está organizado a partir de un trazo de norte a sur que cubre cinco kilómetros de longitud, y que se conoce como la âCalzada de los muertosâ. En la región norte, encabeza la calzada la pirámide de la Luna, para orientar al caminante hacia la Pirámide del Sol, de gran magnificencia.
Como en muchos otros casos, esta ciudad fue planificada para albergar a la clase sacerdotal y polÃtica-administrativa, en los principales edificios, situándose alrededor de ella los pobladores que realizaban las tareas cotidianas de comercio, arte, y vida religiosa propia. Es importante señalar que aunque se trataba de un pueblo cuya vida giraba en torno a la religión, el ordenamiento urbano y social era muy claro, puesto que las áreas eran divididas en los barrios a los cuales correspondÃa una función especÃfica para el entramado económico y social.
La importancia religiosa de Teotihuacan radica en la cosmogonÃa del pueblo, era el lugar de nacimiento del Quinto Sol, donde se rinde culto también a Quetzalcóatl. Tanto los edificios civiles como los religiosos, dan cuenta del sistema de escritura que sustentaba la administración y el comercio, éste se integra por elementos como puntos y lÃneas. En realidad se trataba de un pueblo sumamente sabio y desarrollado en materia de ciencias y astronomÃa, puesto que habÃa dividido su calendario en 260 dÃas, que correspondÃan además a ciclos astronómicos precisos, tenÃan conocimiento de los beneficios de la herbolaria, además de la arquitectura urbana.
También como casi toda la sociedad mexica, los grupos sociales del lugar estaban señalados por estratos sociales, correspondientes tanto a sus tareas. En la cúspide se encontraba el rey o sacerdote, y junto a él otros importantes personajes que cumplÃan los rituales que conformaban la vida religiosa. Sin embargo, en escalas mucho menos importantes estaban los grupos se comerciantes, artesanos y agricultores que ayudaban a sostener tanto las prácticas espirituales como la vida común del resto de sus habitantes.
Las grandes construcciones eran en cierto sentido, el motor de la economÃa, puesto que convocaban gran número de constructores, de artesanos y artistas, lo que al mismo tiempo difundÃa y hacÃa prevalecer los conocimientos alcanzados en todas las ciencias.
A diferencia de otros grupos de la región, los de Teotihuacan parecen haber sido personas pacÃficas, y aunque no exentas de la guerra, habÃa una mayor dedicación a la vida religiosa centrada en el culto local.
Los principales Dioses a los que la ciudad rinde culto son el Dios de la lluvia y fetilidad, Tláloc, éste acompañado de la imagen femenina de Chalchiutlicue, y el Dios de la creación, la Serpiente emplumada. Entre los Dioses a los que se dedicaron sitios en Teotihuacan se encuentra Huehuetéotl o Dios Viejo, quien tenÃa a su cargo el fuego y la renovación.
En el sitio se encuentran todavÃa frescos en colores como rojo, verde, y verde alusivas a los motos religiosos anteriores, algunas referentes a los ciclos agrÃcolas y naturales que corresponden a la lluvia.
Objetos ornamentales y esculturas se encontraron en las excavaciones del lugar, éstas últimas caracterizadas por una estructura maciza elaborada de basalto, y esculpidas en formas geométricas.
Para la construcción de sus edificios también realizaron estudios minuciosos sobre las afluencias del rÃo, y la composición del terreno, pues la Pirámide del Sol está destinada a contener los taludes y el sistema hidráulico del lugar.
De admirable técnica resulta la construcción de la gran Pirámide del Sol, puesto que fue construida sobre otra de menor tamaño. Algunos elementos son por ejemplo el pilar de mamposterÃa que sostiene techos de superficie plana, mismos que predisponen para la entrada a los patios de hundidos, a los que se accede por escalinatas. La Pirámide de la Luna también tiene una estructura sumamente fuerte, con piedras de gran tamaño que por su corte se complementan unas a otras evitando el deslizamiento.
Ambas pirámides datan de los años 100 a.C a 200 d.C. La avenida de los muertos tiene una amplitud de 40 metros que además de las pirámides dirige al paseante hacia los templos y palacios de menor tamaño, pero que resguardan todavÃa pinturas, esculturas y trazos arquitectónicos como los mencionados.
La Pirámide del Sol se inclina en 17º, haciéndola coincidir en el Cenit justo el 20 de mayo y 18 de junio, es una pretensión arquitectónica profundamente ligada al culto a los astros. Mide 222 metros en la base que va de oriente a poniente, y un poco más, 225 metros en la de norte a sur, su altura es de 64 metros, y se eleva con cinco cuerpos, revestidos de estuco, y núcleo de adobe y tierra, lo que le da una imponente fortaleza a la construcción, de un trazo geométrico simple pero monumental.
Finalmente, la Pirámide de la Luna, completando la dualidad, mide 150 metros en el lado oriente-poniente, y 130 metros en el que va de norte a sur, también posee cinco cuerpos estructurales todos ellos con escalinatas. Ãsta se impone a otras construcciones más pequeñas, pero que siguen la misma traza horizontal, que encabeza la Calzada de los Muertos.
A Teotihuacan se puede llegar desde el Distrito Federal, por la salida a Pachuca, ubicada en la Avenida Insurgentes Norte. Después de la caseta hay a pocos minutos un señalamiento de desvÃo a las Pirámides. Si se llega por autobús, el metro Indios Verdes de la lÃnea tres tiene corridas hacia el lugar, o bien, puede tomarse el autobús desde la Central Camionera del Norte, que también tiene una ruta directa a Teotihuacan. En cualquiera de los puntos, el recorrido es menor a una hora.
ArtÃculo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
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FotografÃa tomada por Alejandro Arzola.