Leyendas de México, Las más Famosas
Jesús Malverde
Jesús Malverde es un personaje venerado como santo, aunque la Iglesia no lo reconozca como tal. Este culto comenzó en Sinaloa y según la leyenda, Malverde robaba a los adinerados de los Altos de Culiacán para luego repartir el botÃn entre los pobres. Se dice que murió en 1909, herido de bala durante un enfrentamiento. Malverde, sabiendo que no sobrevivirÃa, le pidió a un amigo que lo entregara antes de morir para cobrar la recompensa y repartirla entre los pobres. Tras su muerte, el gobierno prohibió enterrar sus restos y los exhibió para escarmentar a sus partidarios. Los habitantes de Culiacán arrojaron piedras sobre su cuerpo para protegerlo, ya que se prohibió enterrarlo pero no âempedrarloâ. Aún continúan llevando piedras a la capilla donde se conservan los huesos de Malverde, para pedir y agradecer sus milagros. Es célebre por proteger a los devotos dedicados a la producción o tráfico de drogas y a los emigrantes que ingresan ilegalmente a Estados Unidos. Famosos narcotraficantes le rinden culto y se han escrito 56 ânarco-corridosâ en su honor.
La Llorona
Según la leyenda, durante la época de la colonia una mujer lloraba y gritaba con angustia â¡Ay, mis hijos!â. Todas las noches después de las once, ese espectro vestido de blanco se lamentaba y desaparecÃa entre la neblina del lago de Texcoco. Hay varias versiones de su origen, algunos aseguran que era una mujer indÃgena que procreó tres hijos con un caballero español; pero él se casó con una española. Al enterarse, la Llorona enloqueció, ahogó a sus tres hijos y se suicidó. Desde entonces, su alma pena por ellos. Otra versión indica que la Llorona es el alma de La Malinche, penando por traicionar a los mexicanos durante la Conquista de México.
Don Juan Manuel
Don Juan Manuel era un hombre muy adinerado y estaba casado con una mujer muy hermosa. Buscando un consuelo a su profunda tristeza por no haber podido tener hijos, Don Juan Manuel decidió dedicarse a la vida religiosa, por lo que mandó traer a su sobrino de España para que administrara sus negocios. Loco de celos, estaba convencido de que el diablo le ordenó asesinar al primero que viera pasar por la calle a las once de la noche en punto, para poder asesinar al supuesto amante de su esposa. Siempre les preguntaba: - ¿Qué hora es? â Las once. â a lo que Don Juan Manuel contestaba: - ¡Dichoso usted que sabe la hora en que muere!
Una noche, la vÃctima resultó ser su querido sobrino. Para lograr absolución rezaba al pie de la horca y nadie sabe lo que sucedió, pero a la mañana siguiente el cadáver de Don Juan Manuel apareció ahorcado. Se rumoró que lo hicieron los ángeles, pero también que lo hizo el diablo.
La Calle de la Quemada
Doña Beatriz era tan hermosa que todos quedaban rendidos ante sus encantos. De entre todos sus admiradores, sólo se enamoró del joven italiano MartÃn ScÃpoli pero era excesivamente celoso y constantemente peleaba contra todos los que él imaginaba querÃan arrebatarle a su mujer. Doña Beatriz temÃa profundamente que él sólo la amaba por su belleza, entonces decidió poner a prueba su amor; se vendó los ojos con un pañuelo mojado e inclinó su rostro sobre un brasero hasta que su hermosa cara quedó quemada. Don MartÃn no se espantó al ver el rostro de ella carbonizado y desfigurado y le propuso matrimonio. MartÃn la siguió amando y ninguno de los dos volvió a temer. A partir de entonces la calle donde vivÃan se llamó La Calle de la Quemada.
El fantasma de la BasÃlica de Guadalupe
Algunas personas que visitan la moderna BasÃlica de Guadalupe en las noches o mendigos que duermen en los escalones cuentan que ven a una mujer saliendo de la antigua BasÃlica de Guadalupe portando una vela que no se apaga con la lluvia ni el viento, ella camina hasta la moderna BasÃlica y entra atravesando las paredes. Algunos la han visto dejar la vela en ofrenda, rezar y después desaparecer. Se rumora que es un alma en pena cumpliendo una obligación que dejó pendiente.
ArtÃculo Producido por el Equipo Editorial Explorando México.
Copyright Explorando México, Todos los Derechos Reservados.